Al mundo espiritual no se puede llegar en tren ni en avión, porque éste se encuentra dentro de nosotros.
Sólo tenemos que clamar a la sensación espiritual en nuestro interior, agudizar los sentidos.
Entonces nos veremos envueltos en una aventura interminable, una aventura maravillosa, que nos dejará boquiabiertos de tanta admiración.
Y ésta crecerá cada vez más y más.