Cuando se despierta en nosotros cualquier pensamiento
respecto al significado de la vida, es una señal de que el
creador nos invita a ponernos en contacto con Él, a crear un
vínculo con Él.
Como si alguien tocara a nuestra puerta y nos dijera: ”¡ha
recibido un paquete!”, de esta manera nos llega la invitación.
Debemos abrir la puerta, recibir el paquete, abrirlo y, de
acuerdo a su contenido, comprender quién lo envía y cómo
reaccionar a eso. Pero oímos el golpe en la puerta y esperamos…
Nos quedamos sentamos en el sillón, nos cuesta levantarnos
y le gritamos al cartero: “Déjelo en la puerta, por favor,
ya lo recogeré más tarde”.
Esta conducta hace que el despertar desaparezca, ¿quién
sabe cuando será la próxima vez que escuches el golpe en la
puerta de tu corazón?
Cuando recibimos una invitación, conviene aceptarla de
inmediato, plenamente. Descubrir el contenido del paquete,
localizar la dirección del remitente y… llamar a su puerta.